Miras hacia atrás y recuerdas tantas cosas, tantas historias, tan bonitas como sueños, tan horribles como pesadillas. Los sueños los compartes casi sin darte cuenta, las pesadillas cuestan desprenderse de ellas, al menos eso me pasaba a mi, toda una mochila repleta de situaciones horribles, de penas y debilidades que por vergüenza, timidez o vete tu a saber no nacían fuera de mi.
Cuando realmente he conocido la verdadera amistad es cuando todo ha salido a la luz, cuando el dolor ha salido por donde había un espacio para ello, con el único animo de sanarme por dentro, que tras una vida llena de infinitos momentos dolorosos, creo que ya era hora de sacarlos.
La amistad es esa parte de ti que ofreces sin pedir nada de vuelta, la amistad es mirar con los ojos de tu corazón y ver dentro de su alma, la amistad es saber escuchar, la amistad es hablar con el alma, la amistad es saber estar para secar lagrimas cuando las haya, la amistad es abrazar cuando el cansancio acuse, la amistad es simplemente sentir. La amistad es un territorio sagrado de amor y de paz.
De la amistad no puedes huir si alguna vez has sentido, has dicho o has vivido algunas de estas frases. Y si acabas huyendo es que nunca fue real, fue como un sacrificio por algo que anhelabas o recibías.
La amistad me ha hecho sentir y re-sentir, me ha hecho volver y re-volver, me ha hecho vivir y re-vivir. La amistad cuando llega, es el mejor momento del día y de la vida.
La amistad es esa sonrisa que me sale cuando te veo, esa lagrima que me cae cuando te siento.
La verdadera y pura amistad se siente cuando llega y se llora cuando se aleja.
Aun te siento aquí, aun me siento aquí, y anhelo.............tu amistad.
Francis Taza
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